abril 07, 2011

Inkas








Los orígenes:
La civilización incaica se desarrolló en una región geográfica bastante compleja: los Andes. Con paisajes muy diferentes entre sí, tales como la costa (oasis y desiertos), la sierra (valles húmedos y altiplanos secos) y la montaña (bosque tropical lluvioso). Así y todo, los incas lograron habitar esta difícil región gracias a la implementación de complejos cultivos en terrazas, inmensas obras de infraestructura y una gran eficacia en la producción y distribución de alimentos, que incluso les permitió almacenar excedentes. Por eso es sorprendente pensar que su historia no duró más de cien años.
La historia de los incas se mezcla fuertemente con sus relatos legendarios, debido a que esta civilización no desarrolló un sistema de escritura que diera cuenta de sus orígenes. Sin embargo, se sabe que desciende de antiguas culturas andinas que se establecieron en los Andes Centrales, entre ellas el pueblo de Chavín de Huantar, una pequeña villa cordillerana en el norte del Perú, cuyo mayor aporte fue ayudar por primera vez a la unificación de dichas culturas.
Con posterioridad, alrededor del 300 a. C., declina la cultura chavín y surgen otros reinos, como el Moche, Nazca, Tiahuanaco y Huari, todos ellos con su respectivo tiempo de apogeo.
Los últimos reinos en aparecer fueron el Chimú en el norte y el Inca en el sur. La influencia de este último fue la que derivó finalmente en la constitución del magnífico imperio andino.
Aunque el imperio inca solo duró un siglo, este tiempo fue suficiente para que constituyeran una unidad política y cultural de más de diez millones de aborígenes, repartidos en los Andes Centrales y a lo largo de la costa del océano Pacífico en América del Sur. Hablamos de un territorio cercano a los 4.000 km de longitud en sentido norte-sur, y casi 500 km de anchura en promedio, que abarcaba lo que es actualmente Ecuador y Perú, el norte y centro de Chile, el oeste de Bolivia y el noreste de Argentina.

Civilizaciones precedentes:
La diversidad geográfica del territorio inca -costa, sierra o cordillera y montañas- y el relativo aislamiento local facilitaron los desarrollos regionales. Por lo mismo, no existe valle que no haya sido asiento de diferentes culturas, algunas de las cuales te mencionamos a continuación.
Luego del poblamiento de América (30.000 aC.) y de la transformación de los pueblos de nómades a sedentarios en los Andes Centrales (4.000 a.C.), surge el pueblo de Chavín de Huantar, una pequeña villa de los Andes en el norte del Perú, a 3.200 metros de altura. Su importancia radica en que ayudó a unificar por primera vez las culturas andinas, aunque más en el ámbito artístico y religioso que en el político.
Alrededor del 300 a.C. comienza el declive de Chavín y empiezan a formarse los reinos Moche, Nazca, Tiahuanaco y Huari.
Los moche o mochica fueron un pueblo agrícola de tradiciones pesqueras y tenían una compleja organización social.
Ubicada cerca del lago Titicaca, a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, se desarrolló la civilización de Tiahuanaco. En su apogeo construyeron templos y palacios que embellecieron la ciudad.
Paralelamente a la expansión de Tiahuanaco, otro centro, Huari, inició la conquista de territorios vecinos. Actuando conjuntamente, ambos volvieron a unir, cultural y políticamente, las sociedades regionales de la zona.
Una vez rota la cohesión lograda por Tiahuanaco-Huari, surgen el reino Chimú en el norte, y el Inca en el sur, imponiéndose este último por la fuerza.

Aparecen los incas:
Los incas fueron una tribu que llegó al Cuzco (también escrito Cusco o Qosqo y que significa en idioma quechua “ombligo del mundo”) alrededor del 1.200 dC. Probablemente procedían del sur, y de alguna forma su emigración debió estar conectada a la desintegración urbana que siguió a la caída de Tiahuanaco.
Una vez establecidos en el Cuzco, iniciaron una dinastía cuyo primer gobernante fue Manco Cápac, personaje legendario que se estableció con su esposa, llamada Mama Ocllo, y su familia en el Cuzco, donde dominó a los pueblos que lo habitaban. Los emperadores que le siguieron, como Sinchi Roca y Lloque Yupanqui, no destacaron en particular. En cambio el cuarto, denominado Mayta Cápac, inició la expansión del pueblo inca, motivado por una sequía que asoló los Andes Centrales. Esto, con el fin de asegurarse abastecimiento en los valles cercanos.
Los siguientes gobernantes, como Cápac Yupanqui, Inca Roca, Yahuar Huacac y, sobre todo, Viracocha, se ocuparon de resguardar los territorios ocupados con el establecimiento de funcionarios incas y guarniciones militares.
Lo que se conoce como imperio histórico comenzó con Pachacutec Inca Yupanqui, que ocupó el trono hacia 1438, siendo un gran conquistador y organizador del reino. A su mandato se atribuyen obras como los planos de Cuzco, la construcción de cultivos en base a terrazas y la construcción del templo del Sol. Además, mientras gobernaba se inició la expansión incaica que alcanzó por el sur el lago Titicaca y por el norte la región de Huanuco. Igualmente, comenzó la unificación de las tribus vecinas y sometió con sus ejércitos a las que no accedían a integrarse. Se dice también que fue Pachacutec quien propuso la práctica de las mitimas, mediante la cual grupos de pobladores, llamados mitimaes (del quechua mítmaq, colono, advenedizo), eran trasladados a otros lugares para evitar rebeliones.
Entre los años 1471 y 1493, con el hijo de Pachacutec, Tupac Inca Yupanqui, el imperio alcanzó su máximo esplendor. En esa época se conquistó todo el altiplano andino y los territorios septentrionales de Chile y Argentina.
El sucesor de Inca Yupanqui fue Huayna Cápac, cuyo período se caracterizó por varios levantamientos que, no obstante la dificultad, pudieron ser controlados. En su gobierno se alcanzó la mayor extensión geográfica, con un número cercano a los 900 mil kilómetros cuadrados. Cuando falleció, el imperio quedó dividido en dos partes a cargo de sus hijos: a Atahualpa le otorgó la región de Quito y a Huáscar, la del Cuzco. Sin embargo, ambos hermanos se enfrentaron en una guerra civil en el momento de la llegada de los españoles.

Gobernantes divinos:
El imperio incaico estaba firmemente dominado por una teocracia sagrada e inviolable. El Inca, máxima autoridad política y religiosa, se consideraba hijo del Sol. Gobernaba asistido por una aristocracia selecta, llamada orejones, a causa de los adornos que deformaban sus orejas; además, se consideraba noble a los generales y a los altos oficiales.
Bajo esta aristocracia se encontraban los kurakas (o curacas), los señores. En una posición privilegiada se hallaba también la clase sacerdotal, integrada por el willaq uma (cabeza sagrada), las aqllas o escogidas y los sacerdotes. Luego, formando la base de esta pirámide social, estaba la masa del pueblo, dividida en llacta runa (originarios) y mitimaes (trasplantados de otras regiones o pueblos). Fuera de estas clases se encontraban los yanacunas o yanaconas (literalmente: los esclavos).

La agricultura era la base fundamental de subsistencia. El poder central, fuerte como era, fue capaz de encauzar el enorme trabajo tributario hacia el desarrollo de canales, terrazas y acueductos, multiplicados incesantemente. Las cosechas de maíz, papas y otros artículos alimenticios se incrementaron por el uso de abonos y el aporte de la taclla, especie de arado que se manejaba con el pie.
No había propiedad privada. Los campesinos debían laborar primero en las tierras asignadas al Inca y a los dioses, cuyas cosechas se almacenaban en bodegas gubernamentales, destinadas a alimentar soldados, burócratas y artesanos.
El trabajo de realizar censos, en los que se basaban todas las decisiones imperiales, correspondía al quipu-kamayoc, quien disponía solo del quipu para llevar tales contabilidades.
No robar y no mentir
El estado incaico estableció tres preceptos morales fundamentales: Ama Suway, Ama Qella y Ama Llulay, que significa no robar, no ser ocioso, no mentir.
Generalizó el culto al Sol (Inti), al que acostumbraban representar por un gran disco de oro circundado de rayos. Igualmente adoraban a la Luna (Mama Quilla), así como a divinidades que simbolizaban a otras fuerzas de la naturaleza, como truenos, estaciones, etc.
En el comercio, aplicaron el trueque de productos en pequeña escala. Organizaron la explotación de las minas y trabajaron el oro, el cobre, la plata, el bronce, el estaño y el plomo. En la textilería produjeron obras maestras, y la cerámica alcanzó un notorio desarrollo.

La historia de los incas:
Una vez establecidos en el Cuzco, iniciaron una dinastía cuyo primer gobernante fue Manco Cápac, personaje legendario que se estableció con su esposa, llamada Mama Ocllo, y su familia en el Cuzco, donde dominó a los pueblos que lo habitaban. Los emperadores que le siguieron, como Sinchi Roca y Lloque Yupanqui, no destacaron en particular. En cambio el cuarto, denominado Mayta Cápac, inició la expansión del pueblo inca, motivado por una sequía que asoló los Andes Centrales. Esto, con el fin de asegurarse abastecimiento en los valles cercanos.
Los siguientes gobernantes, como Cápac Yupanqui, Inca Roca, Yahuar Huacac y, sobre todo, Viracocha, se ocuparon de resguardar los territorios ocupados con el establecimiento de funcionarios incas y guarniciones militares.
Lo que se conoce como imperio histórico comenzó con Pachacutec Inca Yupanqui, que ocupó el trono hacia 1438, siendo un gran conquistador y organizador del reino. A su mandato se atribuyen obras como los planos de Cuzco, la construcción de cultivos en base a terrazas y la construcción del templo del Sol. Además, mientras gobernaba se inició la expansión incaica que alcanzó por el sur el lago Titicaca y por el norte la región de Huanuco. Igualmente, comenzó la unificación de las tribus vecinas y sometió con sus ejércitos a las que no accedían a integrarse. Se dice también que fue Pachacutec quien propuso la práctica de las mitimas, mediante la cual grupos de pobladores, llamados mitimaes (del quechua mítmaq, colono, advenedizo), eran trasladados a otros lugares para evitar rebeliones.
Entre los años 1471 y 1493, con el hijo de Pachacutec, Tupac Inca Yupanqui, el imperio alcanzó su máximo esplendor. En esa época se conquistó todo el altiplano andino y los territorios septentrionales de Chile y Argentina.
El sucesor de Inca Yupanqui fue Huayna Cápac, cuyo período se caracterizó por varios levantamientos que, no obstante la dificultad, pudieron ser controlados. En su gobierno se alcanzó la mayor extensión geográfica, con un número cercano a los 900 mil kilómetros cuadrados. Cuando falleció, el imperio quedó dividido en dos partes a cargo de sus hijos: a Atahualpale otorgó la región de Quito y a Huáscar, la del Cuzco. Sin embargo, ambos hermanos se enfrentaron en una guerra civil en el momento de la llegada de los españoles.

Organización política y social:
Este ayllu venía a ser como una extensión de la familia, que se caracterizaba por ser una colectividad agraria unida por lazos de parentesco, en la que los miembros se consideraban descendientes de un antepasado común. Cuando este parentesco era de tipo real y tenía una organización territorial estricta, era conocido como ayllu real o panaca. El ayllu real estaba formado por todos los descendientes varones de un determinado inca, salvo el sucesor, quien creaba a su vez un nuevo ayllu real.
Cada uno de los ayllu ponía a disposición diez hombres, que se encargaban de cultivar las tierras del emperador, participar de las guerras cuando así se requería y trabajar en minas y obras públicas.
La sociedad era muy jerárquica, siendo la máxima autoridad el Inca o emperador, es decir, el monarca que gobernaba con poder absoluto, pues provenía directamente de Inti el dios Sol, y que por lo mismo debía ser venerado por todos sus súbditos. El monarca habitaba en un palacio en Cuzco y por lo general se casaba con su hermana mayor. La sucesión de su trono la ocupaba un hijo legítimo, que no necesariamente debía ser el mayor. El Inca gobernaba asistido por una aristocracia selecta llamada orejones, quienes recibían esa denominación como consecuencia de los grandes adornos que les deformaban sus orejas.
Esta aristocracia, compuesta por los familiares del emperador, ocupaba las mejores tierras y era constituida igualmente por generales y altos oficiales. Luego se ubicaban los curacas, nobles de carácter local. Una posición de privilegio ocupaba también la clase sacerdotal, integrada por el willaq uma o cabeza sagrada, las aqllas o escogidas y los sacerdotes. Les seguían los hatunruna, que eran agricultores y artesanos que, junto con cultivar sus propias tierras, debían trabajar gratuitamente las de la nobleza a modo de tributo. Finalmente, se encontraban los yanaconas o siervos, y los mitimaes o prisioneros de guerra.
El imperio se dividía en dos mitades y cuatro barrios o partes que estaban determinados por los puntos cardinales. La mitad de abajo era llamada Hurin Cuzco, mientras que la mitad de arriba era el Hanan Cuzco. A la parte denominada Hurin Cuzco correspondían el Contisuyo en el oeste y Collasuyo en el sur. A Hanan Cuzco, en tanto, le pertenecían los barrios de Chinchaysuyo en el norte y Antisuyo en el este.
Cada uno de estos sectores era dirigido por un apo, que era un familiar del Inca y, por tanto, perteneciente a la nobleza.

Religión incaica:
Inicialmente los incas fueron politeístas, es decir, adoraron a muchos dioses, a los que consideraban como benefactores y elementos principales de la naturaleza. Entre ellos se encontraba Viracocha, dios inmortal, creador del universo, que había enseñado a los hombres a cultivar la tierra y tenía la mayor preponderancia.
También fueron adoradores de Inti, el dios Sol, que protegía a la dinastía real y se consideraba el padre del emperador. Le seguía en jerarquía el dios del Trueno o Illapa, y la Luna o Mamaquilla. Asimismo, las diosas de la tierra, Pachamama, y del mar, Mamacocha, eran muy importantes para asegurar la agricultura y la pesca.
Las ceremonias tenían lugar al aire libre y en ocasiones en los templos, a los que solo podían acceder los sacerdotes y altos funcionarios. El santuario más importante era el de Coricancha o templo del Sol, que contenía los objetos de adoración y las tumbas de los emperadores.
Las ofrendas a los dioses eran colocadas en altares a la vera de los caminos y recibían el nombre de huacas. Existían también santuarios de piedra para orar, llamados apachetas.
Dentro de la religión incaica el culto de los muertos ocupaba un lugar muy destacado. Por esto, después de la muerte las personas eran momificadas y luego de un tiempo llevadas a sus casas.
Respecto a los sacerdotes, estos componían una poderosa jerarquía que se dividía en categorías. El Sumo Sacerdote recibía el nombre de Villac Umu y era siempre un pariente cercano del Inca.

Comunicaciones:
La civilización incaica destacó, entre otros aspectos, por su extensa red caminera. El imperio tenía dos caminos principales, de norte a sur: uno a lo largo de la costa y otro que atravesaba las tierras altas. Estos trazados eran cruzados por otros caminos transversales y secundarios que lograban unir aldeas y pueblos. Eran los llamados Caminos del Inca, que atravesaban la sierra y llegaban hasta Quito en Ecuador, por el sur hasta Chile y hacia el este hasta Argentina.
Quienes circulaban por estos caminos eran principalmente unos mensajeros, llamados chasquis, que se relevaban en un sistema de postas. Por lo mismo, durante el trayecto se situaban unos lugares, llamados tambos, que servían como refugio para estos caminantes.

La economía inca:
Los cultivos en terrazas fueron una inteligente forma de siembra en un territorio de difícil geografía.
Los cultivos en terrazas fueron una inteligente forma de siembra en un territorio de difícil geografía.
Cuando se habla de la economía incaica necesariamente debe hablarse de la agricultura, por cuanto esta, dirigida por el Estado, era la base. Sus cultivos principales eran la papa y el maíz, aunque también sembraban otras variedades de vegetales, como los porotos, zapallos, calabaza, quinoa, algodón, maní y guayaba. Los incas habían descubierto la ventaja de abonar la tierra con ciertos productos, utilizando los excrementos de animales como fertilizante.
El paisaje geográfico en el que habitaron los impulsó a usar sistemas de cultivo que consistían en terrazas hechas con paradores de piedras en las laderas de las montañas. El sembrado se efectuaba abriendo la tierra con mazas y las semillas se colocaban luego en las hileras de orificios que se realizaban para este fin. La siembra se potenció con un completo sistema de irrigación que contemplaba canales y acueductos.
La ganadería estaba constituida por llamas y alpacas, animales que, además de otorgar productos como la leche, carne y lana, eran empleados para el transporte.
A pesar de la extensa red de caminos que atravesaban todo el imperio incaico, el comercio no tuvo un gran desarrollo. Tampoco se conocía la moneda, por lo que la manera en que se pagaba era mediante el trabajo o el trueque (intercambio directo de bienes y servicios).

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Culturas Madre

Tiahuanaco-Huari
Guaco retrato de la cultura Mochica o Moche. La expresión de los rostros es diferente en cada pieza de cerámica. De ahí su nombre.

En el Periodo Clásico Temprano la actividad regional, tanto en los valles costeros como en algunos sectores de la sierra, dio lugar a la formación de sociedades con culturas autónomas, reinos que ejercían influencias sobre vastas superficies y una amplia red de aldeas tributarias que contribuían al mantenimiento del poder y la actividad urbana. Corresponde a la culminación de los ensayos surgidos durante el Formativo. Las aldeas se transformaron definitivamente en el sostén de grandes centros ceremoniales, cuya magnitud encarna el poderío de una clase dirigente que está utilizando excedentes, producidos por la gran masa, para levantar construcciones que ensalzan su propio prestigio.

Entre las culturas surgidas en este período se cuentan la Mochica o Moche, la Gallinazo, la Recuay, la Lima, la Nazca, la Huarpa-Ayacucho, la Huari y la Tiahuanaco.

La cultura Mochica

Los mochicas o moches fueron un pueblo agrícola de tradiciones pesqueras, estas últimas trasformadas en deporte practicado por los personajes importante, de casta noble o guerreros. Todavía pueden verse los restos de sus templos, uno de los cuales, denominado Huaca del Sol (Templo del Sol), fue construido con 130 millones de adobes secados al sol, lo que revela la existencia de una compleja organización social. Lo avanzado de su sociedad se manifiesta especialmente en su habilidad para fundir oro y tallar la madera. Su arte textil poseía una base comercial. Tenían guerreros, mensajeros, tejedores y médicos. Construían carreteras y organizaron un sistema de correos.

La cultura Nazca

En el Clásico Temprano, un estilo barroco en las formas simbólicas y mitológicas estableció predominio en los valles costeros del sur de Perú, centro de la cultura conocida como Nazca o Ica-Nazca. Sus creadores fueron gente anónima, que produjo una cerámica menos realista que la mochica, pero de brillante policromía y gran perfección.

El mayor misterio de la cultura Nazca es la vasta serie de dibujos trazados en la arena y grava del desierto: líneas y formas geométricas que se extienden a lo largo de muchos kilómetros, representando gigantescos animales y plantas que sólo pueden ser observados desde un avión.

La civilización de Tiahuanaco

En todas las investigaciones arqueológicas realizadas para descubrir los restos de las civilizaciones preincaicas, uno de los hallazgos más importantes fue el de los restos de la civilización de Tiahuanaco, vecina a la cuenca del lago Titicaca, a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar.

Los investigadores distinguen cinco períodos en la historia de Tiahuanaco, una civilización que abarca más de dos mil años. Los dos primeros períodos (800 a.C.-400 d.C.) conforman el estadio o etapa aldeana. Hacia el siglo V de nuestra era, Tiahuanaco puede considerarse ya una verdadera urbe, entrando en lo que se conoce como estadio o etapa urbana, cronológicamente correspondiente al Clásico Temprano de los Andes Centrales (100-800 d.C.). El auge de la clase dirigente-sacerdotal se manifiesta en la construcción de templos y palacios que, entre el 200 y 800 d.C., embellecieron la ciudad, sobre todo su núcleo o foco ceremonial.

La parte central de Tiahuanaco constaba de seis conjuntos arquitectónicos, entre los que se distinguían pirámides, templos, monolitos, estelas y esculturas talladas en piedra. Su estructura más importante era el Akapana, pirámide truncada compuesta por tres cuerpos en cuya cima probablemente se levantaba el templo. Frente a ella se levantaba el Kalasasaya, plataforma rectangular de la que sólo quedan en pie una serie de monolitos que debieron servir de soporte a los muros. Sobre otra plataforma descansaba la Puerta del Sol, monolito de tres metros de alto con una abertura central. Al este del Kalasasaya se encuentra el Templete semisubterráneo, enorme pozo de 1.70 m de profundidad y 742 m2 de superficie.

La transformación de Tiahuanaco en ciudad estuvo conectada al surgimiento de un estado, encarnado en la casta dirigente mantenida por la gran masa campesina, cuya acción estuvo avalada por un ejército poderoso.

Motivado por el crecimiento demográfico, en la fase IV, Tiahuanaco inició su expansión hacia los valles cercanos del altiplano, que culminó con el comienzo de un estadio imperial que dio término al período Clásico Temprano.

Paralelamente al desarrollo de la fase V de Tiahuanaco y su correspondiente expansión, otro centro, Huari, inició la conquista de territorios vecinos. Actuando conjuntamente, ambos volvieron a unir, cultural y políticamente, las sociedades regionales del período Clásico, conformando el segundo horizonte pan-peruano (Tiahuanaco-Huari), cuya principal característica fue el profundo urbanismo que se impuso sobre la organización semirrural del Clásico Temprano. Al igual que Tiahuanaco, el poder de Huari estaba afirmado en un ejército bien equipado, que le permitió extenderse hacia la costa y el norte. A través de Huari, Tiahuanaco influyó sobre gran parte de los Andes Centrales; a pesar de sus potenciales bélicos, Tiahuanaco y Huari no fueron rivales.

Alrededor del siglo IX a.C., Tiahuanaco culminó la expansión territorial, iniciada con propósitos de intercambio; pero se desintegró hacia el 1.200 d.C., luego de que transformara a las aldeas religiosas en ciudades con marcado sello secular.

La existencia del segundo horizonte pan-andino fue más efímera que el primero; sin embargo, la unificación cultural lograda puede apreciarse a través de varios elementos religiosos y materiales conectados a Tiahuanaco, en especial en lo que se refiere a la cerámica. Huari fue el gran difusor de Tiahuanaco por gran parte de los Andes Centrales.

Cualquieras hayan sido sus causas, la ruptura del horizonte Tiahuanaco-Huari dio como resultado un renacimiento de los estilos y culturas anteriores a su formación, hecho que marca los comienzos de una nueva secuencia.

El Período Posclásico (1.200-1.533 d.C.)

El período Posclásico Temprano se caracteriza por la paulatina aparición de nuevos poderes regionales, que asumen la administración de sus pueblos una vez rota la cohesión lograda por Tiahuanaco-Huari. Ello se refleja en la cerámica que, abandonando formas decadentes que siguen las huellas de sus predecesores, readquiere las características mostradas durante el Período Clásico. Es un verdadero renacimiento bajo signos militaristas, que reemplaza la aparente religiosidad anterior por un marcado secularismo.

El reino Chimú en el norte, y el Inca en el sur surgen como los más pujantes. Sus expansiones fueron casi contemporáneas; mientras el estado chimú se dirigía hacia la conquista de los valles costeros del sur, los incas emprendían campañas en la sierra central. Allí se produciría el encuentro entre ambas potencias. No hubo entendimiento y los ejércitos cuzqueños terminaron con la resistencia de Chan-Chan, la capital chimú. Se cerraba así el primer nivel del Posclásico. El Posclásico Tardío vería el afianzamiento del estado inca y su posterior expansión.
Cómo vivían los mochicas

La cultura mochica es conocida especialmente por su extraordinaria cerámica (“vasos retratos”), alguna erótica, encontrada por miles, que constituye un minucioso diccionario sobre todos los aspectos de la vida cotidiana. Con la ayuda del báculo y el azadón (no conocieron el arado), cultivaban el maíz, el algodón, las habas, el maní, el camote, las papas y algunas frutas. Debido a la escasez de terreno cultivable, las técnicas de irrigación tuvieron un gran desarrollo. Poseían animales domésticos, como patos, cuyes, llamas, perros y loros.

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Aztecas











Vida y cultura azteca:
A mediados del siglo XIII d.C., hizo su aparición en el valle de México un grupo de nómades venidos del norte: los aztecas o mexicas, sin otra posesión que una voluntad indomable que, en menos de tres siglos, los iba a convertir en amos supremos de México antiguo. A pesar de haber sido precedidos por otros pueblos, la llegada de los aztecas, “el pueblo cuyo rostro nadie conocía” (en el sentido de que nadie sabía exactamente quiénes eran o de dónde venían) iba a modificar por completo la fisonomía política, no ya sólo de la región lacustre, sino de toda la zona central y meridional de México.
En 1519, cuando los conquistadores españoles llegaron a sus tierras, los aztecas dominaban ampliamente sobre la mayor parte de México. Su lengua y religión se imponían desde el océano Atlántico hasta el Pacífico, y de las estepas del norte hasta Guatemala. El nombre de su rey, Moctezuma, era adorado o temido de un extremo a otro del reino.
Sus comerciantes recorrían el país con sus caravanas, en todas las direcciones. Sus funcionarios recibían el impuesto en todos los lugares. En las fronteras, sus milicias mantenían controladas a las poblaciones rebeldes. Y en Tenochtitlán (México), su capital, la arquitectura y escultura habían alcanzado niveles extraordinarios, desarrollando el lujo en el vestir, la orfebrería, hasta en la mesa a la hora de alimentarse.
Sin embargo, sus comienzos habían sido oscuros y difíciles. Llegados tardíamente, durante el siglo XIII, a México central, las demás tribus de esa zona los consideraron como unos intrusos, semibárbaros, pobres y sin tierras.
Al arribo de los aztecas, unos 28 estados se repartían la altiplanicie central de México. Pese al gran desarrollo cultural de la región, el equilibrio político era precario, siendo continuamente alterado por la violencia o la intriga.
Enfrentados a este universo, refinado y brutal a la vez, los aztecas padecieron numerosas adversidades. Finalmente, se refugiaron en los islotes de una zona pantanosa al oeste de la gran laguna de Texcoco, en lo que es hoy ciudad de México, al centro sur del país. Según la tradición, en 1325 su dios Huitzilopochtli habló al gran sacerdote Quauhcoatl (serpiente-águila). Le dijo que su templo y su ciudad deberían ser construidos "en medio de los juncos, entre los cañaverales", sobre una isla rocosa donde vieran "un águila que devoraba a una serpiente". Luego de buscar, Quauhcoatl y sus sacerdotes encontraron un águila que sostenía en su pico a una serpiente. Sobre el montículo donde se había posado el ave edificaron una sencilla choza de cañas, primer santuario de Huitzilopochtli y núcleo de la futura ciudad de Tenochtitlán.

La triple alianza
Tras sucesivas aflicciones, en que fueron dominados por otros pueblos, surge la figura de Itzcoatl, el cuarto rey azteca. Este se alió con el heredero legítimo de Texcoco (otra tribu importante de la región), el príncipe Netzahualcoyotl. Luego, estos dos soberanos se unieron con la ciudad de Tlacopán. De ese modo se creó la triple alianza de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopán. Pronto, el papel militar pasó a los aztecas, mientras que Texcoco, bajo el prudente gobierno del rey-poeta Netzahualcoyotl, se transformó en una metrópoli de las artes, la literatura y del derecho. La triple alianza se convirtió, de hecho, en el imperio azteca.

Origen de los aztecas:
Según la historia autóctona, sus antepasados vivían dedicados a la caza y recolección y en 1168 d.C. habrían iniciado una larga travesía que los hizo abandonar su mítico punto de partida, Chicomoztoc (o "Siete Cuevas"), en la región de Aztlan ("Lugar de garzas"), hacia el territorio en donde siglos más tarde alcanzarían su mayor apogeo cultural: las riberas del lago Texcoco.
La peregrinación de los mexicas habría durado unos 200 años y en este lapso habrían sido guiados por varios sacerdotes y caudillos, según los designios del dios Huitzilopochtli (dios de la guerra)
En una primera parte de este recorrido habrían pasado por la antigua ciudad de Tula, donde el pueblo tolteca desapareció. Cabe señalar que en el mismo siglo, tribus náhuatl llegaron al valle de México, entre ellas las acolhuas, que se establecieron en Coatlichan (Puebla) y también arribaron los tepanecas, que fundaron Azcapotzalco.
Los aztecas, luego de pasar por Tula, por Zumpango, por Cuauhtitlan y por Ecatépec, lograron en 1276 asentarse en las cercanías de Chapultepec. Pero en 1319, habrían sido dominados por Culhuacán (un señorío vecino fundado por los toltecas) y otros pueblos del lago Texcoco, quedando confinados a Tizapán. Más tarde, se aliarían aztecas y colhuas (o culhuas) en contra de los acérrimos enemigos de estos últimos, los xochimilcas.
Esta alianza se impondría y en recompensa Coxcoxtli, señor de Culhuacán, les concedió la libertad a los mexicas y les permitió establecerse en Mexícatzingo. Allí edificaron de inmediato un templo en honor a Huitzilopochtli y le pidieron a Coxcoxtli una hija para tenerla como una reina.
Sin saber que los aztecas en verdad se proponían sacrificarla así, cuando el padre supo lo ocurrido inició una persecución contra ellos.
Finalmente, los aztecas se refugiaron e instalaron en unos islotes de lago Texcoco. Aquí, habrían encontrado su destino final, a través del signo sagrado de Huitzilopochtli: el águila sobre el nopal que estaba en un islote en medio de la cuenca lacustre. En este lugar, que ofrecía óptimas condiciones para el asentamiento (buena provisión de agua y alimento), se fundaría su nueva capital, Tenochtitlán (1325).
Alimentándose de serpientes
Luego de ser rechazados en numerosos lugares donde quisieron instalarse, el rey de Colhuacán, Coxcoxtli, envió a los aztecas a la región pedregosa de Tizapán, al sur de la actual ciudad de México, zona plagada de víboras venenosas, con la esperanza de que estas se deshicieran de ellos. Sin embargo, en vez de perecer mordidos por las serpientes, les dieron muerte y se las comieron, convirtiéndolas en su alimento, demostrando con esto el carácter particular que los diferenciaba de otros pueblos.

Los primeros años en Tenochtitlán:
En un principio, la famosa ciudad azteca no era más que una pequeña aldea de pescadores y agricultores, quienes lentamente fueron aprendiendo de sus vecinos (como los tlatelolcas) algunas prácticas y conocimientos que los hicieron evolucionar hacia la gran civilización en la que se convirtieron después.
Así, mientras eso pasaba y durante los siguientes años a la fundación de Tenochtitlán, los aztecas y los tlatelolcas rindieron tributo a los tepanecas de Azcapotzalco. En 1376, el príncipe colhua Acamapichtli se proclamó tlatoani (rey) de los aztecas, con consentimiento de los tepanecas.
A Acamapichtli le sucedió Huitzilíhiutl, quien se casó con la hija del Tezómoc (soberano tepaneca).
Luego, cuando reinó Chimalpopoca, nieto Tezómoc, los mexicas ayudaron a los tepanecas y por ello dejaron de pagar tributos. Pero Chimalpopoca fue apresado por el nuevo tlatoani, Maztla, e impuso un nuevo régimen.

El gran Imperio:
A la muerte de Itzcoatl, en 1440, las tres ciudades de la alianza dominaban en conjunto el valle central y otros territorios situados más allá de esta zona. Hasta la invasión de los españoles, se sucedieron cinco soberanos: Moctezuma I, Axayacatl, Tizoc, Auitzotl y Moctezuma II.
Todos estos monarcas gobernaron con una doble preocupación: extender la hegemonía de la triple alianza a nuevos territorios y reforzar el poder de Tenochtitlán en desmedro de las otras dos ciudades. De hecho, Moctezuma I extendió sus dominios por la zona occidental del valle de México; Axayacatl conquistó la ciudad de Tlatelolco y las regiones del valle de Toluca y Tizoc, y expandió su poderío sobre Oaxaca, Tehuantepec y parte de Guatemala.
Paralelamente, la acumulación de riquezas provenientes de los tributos y del crecimiento de la agricultura, permitió al mismo tiempo el desarrollo de la cultura (matemáticas, astronomía y arquitectura) y la consolidación de una casta dominante formada por los jefes militares y religiosos.
En 1502, asumió Moctezuma II, quien siguió con la política imperialista de sus predecesores y el fortalecimiento del poder monárquico de Tenochtitlán. Sin embargo, esta consolidación azteca se mantuvo hasta 1519, cuando llegaron los españoles -encabezados por Hernán Cortés-, quienes aprovechando el descontento que tenían los pueblos sometidos por los aztecas (entre ellos, los tlaxcaltecas) comenzaron a debilitar su poder.
Al final de su gobierno, en 1520, el imperio azteca se componía de 38 provincias, entidades económicas más que políticas, sometidas a pagar tributos. Se trataba de un rompecabezas de pueblos con diferentes culturas y lenguas, muchos de los cuales luchaban por mantener su independencia. Estas divisiones internas en el seno del imperio facilitaron su derrota frente al conquistador Hernán Cortés, en 1521, ya que muchos pueblos se aliaron con los españoles.

La triple alianza
Fue la unión de los pueblos de Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba, iniciada en el siglo XIII y que perduró hasta la llegada de los españoles (1519). El papel militar pasó a los aztecas (Tenochtitlán), mientras que la ciudad de Texcoco se transformó en una metrópoli de las artes, la literatura y el derecho.
Organizada por el rey Itzcoatl (1417-1440), la triple alianza extendió rápidamente sus límites y se consolidó bajo el mando de Moctezuma Ilhuicamina(1440-1469), convirtiéndose, de hecho, en el gran imperio azteca, uno de los mayores de su tiempo.
Esta gran expansión no solo fue posible por la unión de las fuerzas de estas tres ciudades-estados, sino por la reglamentación del culto, que fue seguido de inmediato por la construcción de templos, la creación de una jerarquía religiosa y la instauración de rangos en el gobierno civil.
Un emperador valeroso
Cuauhtémoc, cuyo nombre significa águila que cae, nació hacia el año 1495. Era hijo de Auitzotl y sobrino de Moctezuma II. Irritado ante la sumisión de su tío frente a los españoles, fomentó el descontento popular contra los europeos.
En enero de 1521 fue proclamado emperador de los aztecas, luego de la muerte de su antecesor Cuitláhuac. Sin embargo, y después de sufrir un asedio de cuatro meses en Tenochtitlán, no pudo impedir la victoria de los españoles. Cuauhtémoc fue capturado cuando trataba de huir en una canoa. Al principio fue tratado con respeto, pero más tarde fue torturado junto al soberano de Tlacopán, para que revelara la ubicación del tesoro de Moctezuma.
El estoicismo con que soportó el tormento se hizo legendario. Ante los gritos de su compañero, se dice que el último emperador azteca le dijo: ¿Acaso estoy yo en un lecho de rosas?. Durante una expedición a Honduras, Cortés, quien lo había llevado consigo, ordenó su ejecución el 26 de febrero de 1522, al sospechar que se hallaba envuelto en una conspiración para asesinarlo.

La caída del Imperio azteca:
Sólo en 1518 los españoles, a través de Juan de Grijalva, al mando de cuatro navíos, entablaron relaciones con las provincias del imperio azteca. El recibimiento de los indios fue amistoso y entregaron a los europeos diversos objetos de oro. Durante el encuentro, pronunciaron muchas veces la palabra México, cuyo significado ignoraban los conquistadores.

Llegada de Hernán Cortés:
Con once barcos, 508 soldados, 16 caballos y 14 piezas de artillería partió rumbo a México el conquistador español Hernán Cortés. En la península de Yucatán encontró a un compatriota llamado Jerónimo de Aguilar, que años antes había sobrevivido a un naufragio en las costas de México. Aguilar hablaba maya, debido a su largo cautiverio en ciudades de este pueblo, lo que facilitó a Cortés la comunicación con esta civilización. Además, los españoles recibieron numerosas esclavas como regalo. Entre ellas figuraba una de origen noble y muy inteligente, quien se expresaba además en náhuatl. Su nombre era Malitzin (Malinche), bautizada después como Marina. Gracias a ella y a la intervención de Aguilar, Cortés pudo conversar con los indios, especialmente con aquellos que hablaban la lengua oficial del imperio azteca, lo que era una inmensa ventaja para el capitán español.
La antigua esclava posteriormente se convirtió en su colaboradora más valiosa y fiel. Fue también la madre de su hijo, Martín Cortés.

Comienzo de la caída:
Fue en lo que sería la futura Veracruz donde Cortés comenzó a darse cuenta de la inmensidad y la riqueza del imperio azteca. Allí recibió la visita de los mexicas, de la provincia de Cuetlaxtlán. En nombre del emperador Moctezuma, le regalaron víveres, magníficos vestidos de gala en algodón y plumas, y joyas de oro, y le pidieron que no ingresara a territorio azteca.
Según la tradición mexica, funestos presagios (iluminaciones del cielo, incendios inexplicables) anunciaron una terrible catástrofe. Muy religiosos, Moctezuma y sus consejeros quedaron muy impresionados por el hecho de que el año uno-junco (para ellos), es decir, 1519, coincidiera con la fecha que, al presentarse cada 52 años, podía significar el retorno de la Serpiente de Plumas, según el mito de Quetzalcóatl. Y, para ellos, Cortés era el dios que regresaba.
Entretanto, Cortés se alió con ciertos pueblos que odiaban mortalmente a los mexicas, como los totonecas y, sobre todo, los tlaxcaltecas. Desde entonces, la conquista se convirtió en una empresa fundamentalmente hispano-tlaxcalteca.
Llegados a Tenochtitlán, y después de varias peticiones a Cortés para que este no entrara a la ciudad, Moctezuma los recibió junto a altos dignatarios, entre ellos el rey de Texcoco. Esto ocurrió en noviembre de 1519.

La guerra:
A medida que iba pasando el tiempo, la situación se hizo muy tensa. A pesar de los esfuerzos de Moctezuma, la cólera de sus dignatarios crecía; los españoles se oponían al culto de los dioses aztecas y aprovechaban también de escamotear todo el oro que podían, al igual que los tlaxcaltecas con los jades y plumas. Estos, además, buscaban cualquier modo para saciar su odio hacia los aztecas.
En ausencia de Cortés, que tuvo que ir a luchar a la costa contra su compatriota Narváez, los españoles asesinaron traicioneramente a numerosos nobles mexicas que celebraban la festividad de Huitzilopochtli. El pueblo se sublevó y el retorno de Cortés no solucionó nada. Al contrario, durante la llamada noche triste, del 30 de junio de 1520, los españoles y los tlaxcaltecas salieron a duras penas de Tenochtitlán, sufriendo numerosas bajas.
Pero gracias al apoyo de sus aliados indígenas, Cortés aisló la ciudad. El hambre y la falta de agua potable agobiaron a Tenochtitlán, mientras se desarrollaba una epidemia de viruela, enfermedad desconocida hasta entonces en México.
Moctezuma falleció durante los combates de junio de 1520. Su sucesor, Cuitlahuac, reinó solo 80 días antes de morir por la enfermedad. Ni el heroísmo de Cuauhtemotzin o Cuauhtémoc, el siguiente emperador, ni de su pueblo guerrero, pudieron evitar que la ciudad cayera en agosto de 1521.

Causas de la derrota:
Para muchos de sus contemporáneos, la derrota brutal de un pueblo antes invencible podría parecer una catástrofe o un milagro. Sin embargo, existen causas precisas que pueden explicar perfectamente este desenlace.
Primero, están las militares: frente a armas como los arcabuces y artillería, además de los caballos, los aztecas nada podían hacer con su rudimentario armamento.
Pero, sobre todo, los mexicas y españoles no hacían la misma guerra. Los primeros la consideraban como una forma de proveerse de prisioneros para sacrificar a su dioses, por lo que perdían tiempo capturándolos. Pero los españoles hacían la guerra total, matando a los aztecas en grandes cantidades. Su objetivo era destruir la religión aborigen en beneficio de la propia, que consideraban la única verdadera, y el estado azteca en beneficio de su soberano, Carlos V.
Sin embargo, el factor religioso, al cual se unió la epidemia de viruela, fue también importante. El convencimiento de Moctezuma de que tenía ante sí a Quetzalcóatl de regreso, le indujo a entregar todo el peso de su autoridad soberana. Y cuando trataron de reaccionar, ya era demasiado tarde.
Pero nada hubiera sido posible sin los recursos y los hombres, las informaciones y el impulso guerrero que aportaron los totonecas, Tlaxcala y Uexotzinco, los otomí, las tribus del sur del valle, y el bando del príncipe Ixlilxochitl, en Texcoco. Sin embargo, estaban lejos de imaginarse que la caída de México arrastraría la de sus propias ciudades, la destrucción de su religión y la ruina de su cultura.
En efecto, con la derrota de los aztecas desapareció la última civilización autóctona de México. Brillante y frágil, alcanzó a dominar el país solo casi un siglo.

Cortés, el conquistador:
Hijo de una familia hidalga, pero no rica, Hernán Cortés nació en Medellín, Extremadura, España, en 1485. Su deseo de aventura lo hizo abandonar el estudio de las leyes. Luego de sufrir algunas enfermedades y accidentes, viajó a América. En sus seis primeros años se ganó la confianza del gobernador Diego Velázquez. Este lo nombró notario e hizo que lo acompañara en su expedición colonizadora a Cuba. Sin embargo, algunos roces con su superior lo mandaron a prisión.
A pesar de eso, el gobernador le confió el mando de una nueva expedición a México. Tras conquistar el imperio azteca, y no sin antes luchar contra algunos compatriotas partidarios de Velázquez y de otro aventurero llamado Pánfilo de Narváez, fue nombrado capitán general y gobernador de las tierras conquistadas, la que se llamó Nueva España.
Además, incorporó las tierras de Honduras y Guatemala. No obstante, el resto de su vida vivió en la pobreza. Falleció cerca de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547.

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Los Mayas







La civilización de Yucatán
Aunque el origen de este pueblo es un tanto desconocido, se cree que provienen del sur del actual territorio de Estados Unidos, y que, por tanto, descienden de los pobladores que llegaron desde Asia a América a través del estrecho de Bering.
Los mayas no eran un pueblo uniforme, sino una serie de grupos étnicos y lingüísticos integrados, entre los que se contaban los huastecas, los tzental-maya y los tzotzil.
La región en la que se establecieron se encontraba dividida naturalmente, por diferencias geográficas y climáticas, en:
* zona norte o septentrional. Corresponde a la parte norte y seca de la península de Yucatán, que comprende los estados mexicanos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo;
* zona central, con características tropicales. Está situada en las tierras bajas de Guatemala, Belice, el oeste de Honduras y las selvas de Tabasco, Campeche y Chiapas en México; y
* zona sur, de territorio montañoso. Corresponde a las zonas altas de Guatemala, el sur de Chiapas, el norte de El Salvador y el noroeste de Honduras.
Cada una de estas regiones representó un momento específico de la historia de esta civilización. Nació en las tierras altas del sur, donde desarrolló sus principales características, en lo que correspondió a su etapa arcaica, que habría comenzado entre los años 2500 y 1500 a.C . Su máximo desarrollo fue en la zona central durante el período clásico (siglos III al IX d.C.). Algunos siglos después de que abandonaran la zona selvática, y tras una época de decadencia, la cultura maya resurgió en la zona norte, durante la etapa denominada posclásica (s. X al XVI).
Su imperio estuvo formado por un conjunto de ciudades que no estaban relacionadas o unificadas en un Estado central, ya que tenían instituciones y costumbres propias. Al mando de estas ciudades-estado estaban los Halach Uinic, después venían los jefes locales, consejeros, magistrados, otros funcionarios, la clase sacerdotal, comerciantes, artesanos, campesinos, y al último, los esclavos. Los de menor importancia eran los prisioneros de guerra, que usaban para realizar sacrificios humanos en honor a sus dioses, en especial durante el período posclásico.
En la medida que se desarrollaron, y luego de algunos desplazamientos territoriales, Tikal, Copán, Chichén-Itzá y Uxmal llegaron a ser las ciudades más poderosas. Producían bienes agrícolas y mantenían relaciones comerciales entre ellas.
Los mayas recibieron la influencia de las culturas mexicanas, pero también crearon un patrimonio que incluso ha sido catalogado como el más avanzado del mundo prehispánico. Desarrollaron una compleja escritura jeroglífica; un sistema numérico vigesimal, que incluía el concepto del número 0; construyeron templos piramidales escalonados, con una ornamentación muy rica; realizaron avanzados estudios astronómicos que les permitieron calcular los ciclos solar y lunar, el curso de Venus, predecir acertadamente eclipses solares y lunares. También estudiaron los solsticios y equinoccios, que determinan el inicio de las estaciones. Con todo lo anterior, desarrollaron un calendario más exacto que el actual.
Las manifestaciones más importantes de su arquitectura fueron los palacios de piedra ubicados en El Petén guatemalteco, pirámides y templos (Uaxactún, Uxmal, Chichén Itzá). En escultura sobresalieron Tikal, Copán y Palenque. En pintura, las más destacadas son las inscripciones jeroglíficas de los murales de Palenque, Bonampak, Uaxactún y Chichén Itzá.
Fueron politeístas (creían en varios dioses). Sin embargo, sus creencias evolucionaron a lo largo de su historia. Tenían una cosmovisión muy compleja, establecieron diferentes tipos y jerarquías de dioses y creían en la vida después de la muerte.
Cuando llegaron los españoles, las ciudades mayas se encontraban en desintegración. En 1546, estos lograron el control de la mayor parte de la península de Yucatán. Sin embargo, durante algún tiempo hubo algunos focos de resistencia a la conquista. El último bastión maya en la zona central, se mantuvo independiente hasta 1697.

Períodos formativo, clásico y posclásico
Aunque la historia del pueblo maya se relaciona estrechamente con la de los demás pueblos mesoamericanos, este tuvo un desarrollo independiente, que alcanzó el nivel más alto de evolución tecnológica, científica y artística de todas las civilizaciones precolombinas.
Habitaron en un amplio territorio, con características geográficas muy distintas, que se divide geográficamente en tres zonas: en el norte, la península de Yucatán, compuesta por vastas llanuras áridas y desprovistas de corrientes de agua; en el sur, las tierras altas de Guatemala con abundante vegetación y excelente clima, y en el centro, una zona cubierta de espesa selva tropical y recorrida por dos caudalosos ríos, el Motagua y el Usumacinta.

Período Formativo o Preclásico

Esta etapa habría comenzado entre los años 2000 y 1500 A.C. y finalizado en el 300 D.C. Su nacimiento se produjo en la península de Yucatán y bajo la influencia de la civilización Olmeca. Los primeros mayas construyeron en barro afirmado por piedras las primeras aldeas y centros religiosos, además de templos en madera. Sus habitantes practicaron la agricultura primitiva, la pesca y la recolección de vegetales y frutas silvestres. Además, trabajaron la piedra jade, con la que hacían pequeñas figurillas que llevaban adornos y confeccionaban vasijas de cerámica. Los principales núcleos fueron las ciudad de Uazactún y Tikal (se le considera la capital más antigua de los mayas).

Período Clásico o Viejo Imperio

Esta época comprende los seis siglos de mayor grandeza que tuvo esta civilización (300 al 900 D.C.) Primero estuvieron ubicados en la región de El Petén, donde se encontraban las ciudades de Uaxactún y Tikal. Luego, a finales del siglo IV, los mayas iniciaron su expansión territorial, apareciendo nuevos núcleos urbanos, entre ellos Palenque, Piedras Negras, Copán, Uxmal, Bonampak y Sayil. Todas estas ciudades alcanzaron su máximo esplendor entre el 600 y 850 D.C.

Período Posclásico o Nuevo Imperio

Esta etapa, que comprende entre el siglo X y el XVI, empieza con la llegada de los mayas a nuevos dominios, lo que permitió revivir las tradiciones y reorganizar su Estado. Para ello, se fusionaron con un contingente invasor, perteneciente al grupo tolteca, que impusieron sus cultos y un sistema militarista. Tres fueron los núcleos principales en aquellos momentos: Chichen Itza, Uxmal y Mayapán. El primero inauguró la dinastía más fecunda de esta época, ya que mantuvo su hegemonía desde el año 950 hasta el 1200. Luego le tocó el turno a Mayapán, que conservó el dominio cerca de dos siglos, hasta que finalmente fue completamente destruido. El poder político y comercial se fragmentó en 17 "cacicazgos" o provincias independientes y rivales, aunque en algunas formaron alianzas. Esto favoreció la conquista de los Españoles (entre 1527 y 1536) y el fin definitivo de esta civilización.
Mayas escondidos

Recién a finales del siglo XIX, el explorador norteamericano, John Lloyd Stephens, acompañado del pintor inglés Frederick Catherwood, descubrió las impresionantes ruinas de la civilización precolombina más avanzada.

Organización política y social
Las edificaciones mayas se caracterizaron por construirse con grandes bloques de piedra.

Las edificaciones mayas se caracterizaron por construirse con grandes bloques de piedra.

En términos generales, las ciudades mayas se dividían en dos sectores: uno urbano, en el que se encontraban los residentes del centro ceremonial, la clase dirigente, sacerdotes, artesanos y mercaderes, y otro rural, en el que habitaban los campesinos.

Cada ciudad maya funcionaba como un Estado ordenado jerárquicamente:

- Halach Uinic (Hombre Verdadero): era el soberano absoluto, la máxima autoridad política. Se encargaba de dictar las leyes, administrar justicia y organizaba el comercio. Gobernaba asesorado por el Gran Consejo, integrado por los principales jefes de aldea y sacerdotes. Era divinizado y en muchos casos tenía el cargo de supremo sacerdote. Vivía en un palacio rodeado de sirvientes y esclavos. Músicos, bailarines y una especie de bufones amenizaban sus momentos de esparcimiento. El cargo se traspasaba de padre a hijo. Si este aún era menor de edad, ejercía como regente el hermano del señor difunto.

- Ah cuch caboob: miembros del consejo asesor. Estos siempre estaban acompañados por ayudantes mensajeros, los kuleloob.

- Bataboob: jefes de las aldeas, que cumplían funciones civiles, militares y religiosas. Eran los encargados de mantener los lazos y obligaciones entre los campesinos y el centro ceremonial, especialmente en lo referido al trabajo tributario y el servicio militar. Eran elegidos por el sumo sacerdote de entre los miembros de la nobleza.

- Nacom: suprema autoridad militar, que se elegía cada tres años en relación a sus hazañas militares.

- Tupiles: guardianes, que velaban por el cumplimiento de las leyes.

- Ah holpopoob: jefes de los linajes, que cumplían las órdenes de los Ah cuch caboob.

Los bataboob constituían la nobleza hereditaria o almehenoob. No pagaban impuestos y eran como una corte real. Los funcionarios menores también gozaban de privilegios mientras ejercían sus cargos.

Cada funcionario llevaba implementos distintivos de su cargo: indumentaria, tocado, aros, collares, anillos. Los principales eran transportados en literas cargadas por esclavos, y recibían a la gente común sentados en una especie de trono.

La clase sacerdotal tenía un gran poder, ya que solo ellos conocían el desarrollo de las estaciones y los movimientos de los astros, de gran importancia en la vida económica maya. El sumo sacerdote (Ahuacán) poseía los secretos de la ciencia astronómica, redactaba los códices -libros- y organizaba los templos. Por debajo de él estaban los ahkin, encargados de elaborar los discursos religiosos; los chilán o adivinos, y los ahmén, que eran los hechiceros/curanderos.

Los sacerdotes eran la clase más culta, ya que sabían leer y organizaban el calendario mediante la astronomía y las matemáticas. Además, se dedicaban al estudio de la arquitectura.

Durante el período clásico, los sacerdotes detentaron el poder político, que posteriormente les fue arrebatado por los guerreros. La dignidad de supremo sacerdote tenía carácter hereditario.

Los artesanos y los campesinos constituían la clase inferior, llamada ah chembal uinicoob. Ellos debían trabajar y además pagar tributos a los altos dignatarios civiles y religiosos. Por lo general, los campesinos se encontraban en las selvas, agrupados en pequeñas comunidades. Vivían a bastante distancia del centro de las ciudades, pero cerca de los terrenos de cultivo.

Pese a la distancia, iban periódicamente al centro urbano, donde compraban bienes traídos desde el exterior, que intercambiaban por alimentos y trabajo. En los meses en los que no trabajaban en las labores agrícolas, acudían a ejecutar las tareas encomendadas por los dirigentes. Su trabajo permitió la construcción de pirámides, templos, palacios y otros monumentos que caracterizan a sus centros urbanos.

También asistían a ceremonias religiosas, efectuaban sacrificios personales y recibían la administración de justicia.

En el último nivel estaban los esclavos o pentacoob. Podían ser prisioneros de guerra (destinados a los sacrificios humanos), se compraban en las poblaciones vecinas o eran ladrones y asesinos que adquirían esa condición.
Los funerales

Las personas que se enfermaban eran atendidas por los sacerdotes, quienes empleaban sangrías, oraciones y las propiedades medicinales de algunas plantas. Cuando alguien moría, envolvían su cuerpo en una sábana y le llenaban la boca de maíz, para que no pasara hambre en la otra vida. Las personas del pueblo enterraban a sus muertos en el patio de su casa y les ponían sus objetos personales dentro de la tumba. Los nobles quemaban a los difuntos y guardaban sus cenizas en grandes vasijas. Los muertos eran adorados y respetados como dioses de la familia.
Medicina

Medicinalo también se preocupó del cuidado de los enfermos, para lo cual combinaban el uso de la ciencia y la magia. Esto, porque consideraban que las enfermedades también podían tener un origen sobrenatural. El médico o hechicero (ahmén) recetaba infusiones, ungüentos, sangrías o productos mágicos.

Arquitectura maya

Pirámide del Adivino, templo principal de la ciudad de Uxmal.
Las ciudades clásicas mayas estaban formadas por un núcleo, llamado centro ceremonial. Estos estaban distribuidos en torno a una plaza central, delimitada por plataformas a cuyos costados se erigían otras estructuras generalmente orientadas hacia los puntos cardinales.
Los edificios de piedra eran recubiertos con un estuco de tierra y arena. Las principales obras mayas son los templos piramidales. Conformados por varios cuerpos escalonados, culminaban en una cima en la que se ubicaba el templo, al que se llegaba mediante una escalinata central de peldaños muy angostos. En su interior se realizaban los sacrificios. Algunas pirámides, como el Templo IV de Tikal, superaban los sesenta metros de alto.
Frente a los templos colocaban altares de piedra y estelas, que eran monumentos esculpidos con figuras, en bajo o sobrerrelieve, representando dioses o personajes significativos en la historia o estructura social maya. En los costados escribían el hecho conmemorado y la fecha en que ocurrió.
Los altares, colocados junto a las estelas, tenían formas redondas, y en algunos casos imitaban a animales. En ellos se depositaban ofrendas, que podían ser animales, piedras preciosas, plumas y alimentos. En ocasiones muy importantes ofrendaban sangre humana, pinchándose con agujas de hueso los labios, lengua o lóbulos de las orejas. También quemaban mucho incienso de copal.
Los palacios tenían varios cuartos con anchas puertas. Los techos planos eran sostenidos por vigas y columnas. Sobre el techo, y paralelo a la fachada principal, construían otro muro, que decoraban con bajorrelieves. Estos tenían por objetivo elevar las construcciones respecto a los árboles que las rodeaban. Se les conoce como cresterías.
La parte superior de los muros y sus costados eran decorados con mosaicos o mascarones de deidades.
Durante el período clásico se han identificado tres estilos arquitectónicos, correspondientes a las ciudades ubicadas en la zona norte de la península de Yucatán:
- Río Bec: trataba de imitar las construcciones de la ciudad de Tikal, con torres sólidas y escalinatas de peldaños tan angostos que eran imposibles de subir. Las fachadas eran adornadas con estucos, en los que se entrelazaban motivos geométricos con figuras humanas o de animales. Este estilo correspondía a las ciudades de Xpuhil, Becán, Hormiguero y Río Bec.
- Chenes: muy similar al anterior, pero sin torres falsas. Las fachadas eran más recargadas y tenían incrustaciones de figuras talladas en piedra. Este estilo fue característico en las ciudades ubicadas entre la zona sur y las montañas Puuc. Las más representativas son Santa Rosa Xtampax, Dzibilnocac y Hochob.
- Puuc: las fachadas eran cubiertas de estucos con mosaicos, sobre los que se superponían cuerpos de serpientes y máscaras de deidades con nariz ganchuda. Con mucha frecuencia utilizaban arcos falsos y columnas redondas o cuadradas. Chichén Itzá, Uxmal, Kabah, Labná, Sayil y Kayal son las ciudades más conocidas que corresponden a este estilo.
Las actividades económicas
Vasija con efigie (cerámica del período Posclásico Tardío).

Vasija con efigie (cerámica del período Posclásico Tardío).

La agricultura estaba ligada a sus conocimientos de las matemáticas y la astronomía, lo que les permitía conocer el ciclo estacional para lograr mejores cosechas.

La base de su economía era la agricultura, aunque su nivel de avance era mínimo. El sistema de cultivo, basado en rozas (quemas), provocó el fin del viejo imperio, tras la migración de la población por el agotamiento de los suelos fértiles.

Este sistema consistía en que, para cultivar, despojaban el terreno de todo tipo de árboles y plantas, que luego quemaban. Las semillas eran puestas en agujeros cavados en el suelo mediante palos puntiagudos. Agotada la tierra, debían mantenerla sin cultivar (en barbecho) durante unos años. Al mismo tiempo, debían limpiar nuevas zonas de la selva para el cultivo.

La agricultura estaba ligada a sus conocimientos de las matemáticas y la astronomía, lo que les permitía conocer el ciclo estacional para lograr mejores cosechas. Cultivaban maíz, judías o porotos verdes, calabazas, algodón, tabaco y algunos tubérculos (papas, camotes y yuca o mandioca).

También cosechaban cacao, tomates, ají, pimientos y vainilla, entre otros, y recolectaban frutas silvestres, como el aguacate (palta), papayas, guayabas, plátanos, etc. También practicaban la caza, pesca y domesticaban animales para alimentarse. No conocieron la rueda, el arado o la tracción animal.

Cuando las cosechas eran buenas, comerciaban los excedentes. Cada ciudad tenía recursos propios, por lo que se vieron obligadas a establecer un contacto comercial a través del cual lograron integrarse constituyendo una sola civilización, aunque desde el punto de vista político eran totalmente autónomas.

El intercambio se realizaba a través de rutas fluviales. Las embarcaciones transportaban, de un lugar a otro, pedernal, obsidiana, ámbar, lava volcánica, incienso, pieles, plumas y sal. Este comercio estaba en manos de la clase dirigente, que organizaba caravanas de esclavos, único medio de carga que conocían, para hacer llegar sus mercaderías a otras ciudades.

Como medios de intercambio empleaban plumas, semillas de cacao, cal, incienso, algodón, plaquitas de jade o esclavos.

La clase dirigente repartía estos bienes entre los campesinos, quienes a cambio le entregaban su trabajo y servicios.

Trabajaron la piedra, que utilizaron para construir armas, adornos e instrumentos de trabajo. Además, trabajaron la cestería y la alfarería.

Testimonios escritos
Esta es otra porción del mural del templo de la ciudad de Bonampak.

Esta es otra porción del mural del templo de la ciudad de Bonampak.

Los mayas escribieron innumerables libros sobre historia, genealogía, astronomía y religión.

Los libros mayas fueron estampados en estelasjeroglíficas, códices y también en vasijas de cerámica, muchas de las cuales han sido recuperadas porque eran puestas junto a los difuntos cuando los enterraron.

Los códices estaban hechos en corteza de árbol bañada en cal, sobre la que se pintaban jeroglíficos y numerales en colores. Formaban una larga tira que se doblaba como biombo.

Gran parte de los códices estuvieron almacenados en la ciudad de Maní, en lo que prácticamente fue la biblioteca de los mayas que habitaron en la península de Yucatán.

Estos relatos fueron quemados por orden del obispo Diego de Landa, que pretendía eliminar las fuentes de creencias e idolatrías mayas. Solo lograron salvarse tres, que se conocen por el nombre del lugar donde están guardados: el Dresdensis (en Dresde, Alemania), el Tro-Cortesianus (en Madrid), y el Perezianus (en París).

En el siglo XVI se escribieron en lengua maya, pero con alfabeto latino, varios textos de gran interés que se convirtieron en una gran fuente de investigación. Entre los más importantes están el Popol Vuh, relato mítico sobre el origen del mundo y la historia y mitología del pueblo quiché, habitantes de las tierras altas de Guatemala, y los libros de Chilam Balam, recopilación de varios relatos sobre mitos, profecías, medicina e historia del Yucatán.

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Mayas

Mayas

Mayas

Mayas


La civilización maya se extendió por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras. entre los siglos III y XV.
Los mayas no constituían un estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado independientes entre si que controlaban un territorio más o menos amplio. Tampoco hablaban una única lengua.

Arquitectura:
Las construcciones mayas se hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol, etc.
Realizaron todo tipo de construcciones: palacios rectangulares y alargados, templos, juegos de pelota, calzadas (sacbeob) que unían las ciudades principales, fortificaciones, baños de vapor (temazcal).
Se conservan importantes pirámides escalonadas en piedra. En lo alto de éstas se colocaba el templo. Estaban decoradas con pinturas de una variada gama de colores, y relieves. Algunos de estos son inscripciones de la escritura jeroglífica maya, aun no descifrada completamente. Las construcciones más importantes de esta época fueron Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Palenque y Tikal.

Escritura:
Los mayas desarrollaron el sistema de escritura más completo de todos los pueblos indígenas americanos. Con él escribieron todo tipo de textos: de medicina, de botánica, de historia, de matemáticas, de astronomía...
Se conservan, además de las inscripciones, algunos códices:
* El Códice de Dresde: escrito en el siglo XIII.Contiene un tratado de adivinación y de astronomía.
* El Códice de París: posiblemente del siglo XIII. Contiene profecías y adivinaciones.
* El Códice de Madrid: Contiene horóscopos y almanaques.
* El Códice Grolier: Muy mal conservado. Contiene un calendario completo.

Ciencias: Calendario, Astronomía
Desarrollaron un calendario muy preciso, con un año de 365 días. El año solar (haab) tenía 18 meses de 20 días cada uno y otro más de sólo cinco días. Los nombres de los meses eran: Pop, Uo, Zip, Zotz, Tzec, Xul, Yaxkin, Mol, Chen, Yax, Zac, Ceh, Mac, Kankin, Moan, Pax, Kayab, Cumbu y Uayeb.

Ciencias: Matemática
Utilizaban un sistema de numeración vigesimal posicional. También tenían un signo para representar el cero, y así poder realizar operaciones matemáticas complejas. Numeración Maya
El punto tiene un valor numérico de 1 y la raya de 5. Así podían contar hasta 19. Para hacer números mayores (igual que nosotros para hacer números mayores de 9) tenían que colocar esos signos en determinadas posiciones. Al ser un sistema vigesimal, o sea, que considera el 20 como unidad básica para la cuenta, cada espacio que se avanza en el número representa 20 veces más que el espacio anterior. Esto se entiende mejor si lo comparamos con el sistema que usamos nosotros.
El nuestro es un sistema decimal, o sea, que nuestra únidad básica de cuenta es el 10. Tenemos, por tanto, signos numéricos para contar del hasta 9. Si queremos contar más allá necesitamos jugar con las posiciones y colocar al menos dos signos numéricos, uno en primera posición y otro en segunda. La primera posición son las unidades y la segunda, como es un sistema decimal, representa 10 veces más que la primera, esto es las decenas. Así veinticinco nosotros lo escribimos 25 5 de unidades más 2 de unidades por 10 (2x10=20).
Un maya haría lo siguiente. € ______ La raya ocupa la primera posición, que son unidades, y por tanto es 5. El punto ocupa la segunda posición que significa 20 veces más de las unidades. Por tanto un punto en segunda posición vale 20 (y dos puntos valdrían 40).

Sociedad:
La elite social la constituían los sacerdotes y los nobles, que residían en la ciudad (que era también el centro religioso). Los campesinos vivían en las zonas rurales cercanas a la ciudad.La base de la economía era la agricultura y frecuentemente se desbrozaban trozos de selva para realizar nuevos cultivos. Los principales fueron el maíz, el algodón y el cacao.Este último tuvo tanta importancia que llegó a ser utilizado como moneda.
Existía la esclavitud. Se supone que esos esclavos serían la mano de obra para la construcción de las pirámides colosales, pero ayudados por los campesinos. También debieron existir grupos de artesanos especializados.


Vida cotidiana:
El principal espectáculo de los mayas era un juego de pelota, parecido al fúlbolJuego de pelota.
Según algunos investigadores, los jugadores eran los prisioneros de guerra y se decapitaba a los que perdían. Pero en realidad era más que un simple juego. Era un ceremonial religioso que representaba el paso de los astros y el sol (representado por la pelota), que es fuente de vida.

Creencias y pensamiento:
Los mayas creían que antes de existir nuestro mundo habían existido otros, pero que estos habían sido destruidos por diferentes catástrofes.El universo tenía tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. El cielo tenía 13 capas (la última de ellas en contacto con la tierra) y cada una gobernada por uno de los Oxalahuntikú. El dios Itzamná, a quien se representaba con forma de reptil o iguana, regía el Cielo en su conjunto. El inframundo estaba debajo de la tierra, y estaba dividido en 9 capas. Cada una de estas capas era gobernada por uno de los Bolontiku o Señores de la Noche.
Había además otros dioses que actuaban sobre las cosas cotidianas: el maíz, la miel, los mercados, etc.



En: http://clio.rediris.es/fichas/otras_mayas.htm