mayo 16, 2010

Momificación


La momificación y la religión

Los antiguos egipcios pensaban que toda persona estaba compuesta por varias partes y en el momento de la muerte era que ellas se separaban. Estas partes son en primer lugar el cuerpo físico, la segunda de estas es el Ka que es justamente el doble espiritual de la persona y la última es la personalidad del difunto a la cual se le llamaba Ba. Cuando el cuerpo moría estas tres partes se separaban pero el Ka y el Ba seguían dependiendo del cuerpo. Cuando el Ka y el Ba reconocían a la momia del difunto, se volvían a unir y se manifestaba el Akh, el ser de vida eterna.

La conservación del cuerpo del difunto era indispensable para que el Akh pudiese existir y si el Ba y Ka no encontraban al cuerpo del muerto en buen estado para poder reconocerlo y unirse, simplemente la vida eterna no era posible y el difunto no pasaría al otro mundo.

Para conservar los cuerpos en buen estado, utilizaron un procedimiento llamado momificación, que demandaba aproximadamente 70 días, y que había sido aprendido por la observación de los primeros entierros, realizado bajo las arenas del desierto, que habían consumido la humedad del cuerpo y evitado su putrefacción.

Consistía en extraer las partes corruptibles del cuerpo que se colocaban en jarras cerradas herméticamente. Luego se cubría el cuerpo con natrón, un polvo blanco semejante a la sal, que permitía su secado. Se lo untaba con aceites perfumados, cubriéndolo luego con resina líquida. Así se lo dejaba durante 40 días. Posteriormente se lo envolvía con lino, de manera apretada, pudiéndose utilizar hasta 375 m2 de lino por momia. Cada vuelta del vendaje iba acompañada de una palabra mágica.

La momia era colocada en un sarcófago, caja que primero se hacía con arcilla o juncos entretejidos, y luego con madera, que tenía la forma de la momia que contenía y sobre el cuál se pintaba un retrato de la persona muerta. Contenía también ciertas indicaciones sobre la jerarquía o calidad que había tenido la persona en vida. Por ejemplo, las sacerdotisas tenían su sarcófago identificado con tiras rojas. Además la tapa del sarcófago estaba decorada con símbolos de las divinidades.

El uso del sarcófago se justificaba ya que la idea de ser enterrados en la arena espantaba a los egipcios. Esta modalidad permitía que el difunto estuviera protegido del mundo exterior, pero siguiera en contacto con él, a través de los ojos o de los oídos dibujados en el exterior de la caja.

Generalmente iban encajados uno dentro de otro, llevando en su interior decoraciones de figuras pintadas con colores brillantes y exteriormente escrituras jeroglíficas que podrían ayudar al muerto a llegar a la otra vida.

Junto al cadáver se colocaba un ejemplar en papiro del “Libro de los Muertos”, con los preceptos y conjuros enigmáticos que había enseñado Isis, que permitían al difunto conjurar su posible condenación.

El entierro era costoso, habiendo según Heródoto tres tarifas en cuanto al embalsamamiento, siendo la última de caridad, pagándose lo que se podía.

La vida espiritual eterna, se basaba en tres principios abstractos:

El Akh, era la fuerza divina, que primero la tuvieron sólo los dioses, luego también el faraón y posteriormente todos los mortales y que significaba la unión de los otros dos principios, necesario para lograr la vida eterna.

El segundo principio era el Ba, representativo del alma y el tercer principio, el Ka que simbolizaba el conjunto de cualidades divinas que hacían posible la vida eterna.

Los animales en muchas ocasiones, también se momificaban, adquiriendo luego del proceso formas extrañas.



Otro de los iconos entre la momificación y la religión, fue el dios antropomorfo Anubis. Este se representaba la mayoría de las veces Esta creencia seguramente derivó del mito de Osiris. El mismo dice que al principio de los tiempos, Osiris e Isis eran los reyes de Egipto. Seth al ver que su hermano Osiris era el faraón sintió envidia. Entonces conspiró para darle muerte a su hermano. Para ello diseñó una caja en la que Osiris cupiera y en un banquete instó a su hermano a que probase si cabía. Si entraba perfectamente en la caja esta le pertenecería. Engañado, Osiris se metió en la caja y esta fue sellada con plomo y Osiris murió.

La caja fue lanzada al Nilo y mucho tiempo después fue encontrada por su esposa Isis en una de sus incansables búsquedas. Ella constató que su esposo muerto continuaba allí dentro. Seth encontró la caja cuando Isis dormía y aprovechó en despedazarlo.
Sus partes fueron regadas por Egipto e Isis y Neftis -su hermana y también esposa de Osiris- nuevamente emprendieron la búsqueda del cuerpo de su esposo. En cada lugar donde encontraban algún pedazo de Osiris erigían un templo. Una vez que todas sus partes fueron encontradas debían ser juntadas. Para ello, todos sus pedazos fueron unidos con lino y de esa forma el cuerpo de Osiris quedó momificado.

Para revivir a Osiris, su esposa Isis, la diosa de la vida y de la magia, practicó junto a Anubis algunos rituales que le devolvieron la vida al faraón muerto. De esa forma, Osiris fue animado y convertido en el señor del mundo del más allá y dios de los muertos. Sin embargo, no fue el cuerpo de Osiris el que volvió a la vida sino que a través del proceso de momificación, el Ka y el Ba se encontraron y el Akh fue creado.
como un hombre con cabeza de chacal. Otras veces se le representaba únicamente como un chacal.


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